La Declaración Universal de Derechos Humanos aboga por
el reconocimiento y aplicación de estos a todas las personas, que
desde sus inicio el objetivo primordial siempre fue que toda persona
tenga los derechos y libertades proclamados "sin distinción de alguna de
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier
otra condición".
Entonces ¿qué son los derechos fundamentales?
Uno de los derechos fundamentales que todo ser humano posee, es el derecho a la
información, regulado en la Constitución Política del Perú, art 2. inc. 4 y 5;
siendo este, el principal en el presente ensayo.
Como ciudadanos de una nación libre tenemos el derecho
fundamental de obtener información, es un elemento indispensable para el
desarrollo del ser humano. Es la garantía fundamental que tiene toda persona
para obtener información (noticias, datos, hechos, opiniones e ideas), informar
y ser informada, de manera simultánea con otros derechos humanos, tanto
libertades individuales (libertades de pensamiento, expresión e imprenta) como
otras de carácter social. En este caso, desarrollaremos el derecho a la
información mediante internet.
Internet es una gran red internacional de ordenadores.(Es, mejor dicho, una red de redes, como veremos más adelante). Permite, como todas las redes, compartir recursos. Es decir: mediante el ordenador, establecer una comunicación inmediata con cualquier parte del mundo para obtener información sobre un tema que nos interesa, ver los fondos de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, o conseguir un programa o un juego determinado para nuestro ordenador. En definitiva: establecer vínculos comunicativos con millones de personas de todo el mundo, bien sea para fines académicos o de investigación, o personales.
Comparado a las enciclopedias y a las bibliotecas tradicionales, la web ha permitido
una descentralización repentina y extrema de la información y de los datos.
Algunas compañías e individuos han adoptado el uso de los weblogs, que se
utilizan en gran parte como diarios actualizables. Algunas organizaciones
comerciales animan a su personal para incorporar sus áreas de especialización
en sus sitios, con la esperanza de que impresionen a los visitantes con
conocimiento experto e información libre.
Internet ha llegado a gran parte de los hogares y de
las empresas de los países ricos, en este aspecto se ha abierto una brecha
digital con los países pobres, en los cuales la penetración de Internet y las
nuevas tecnologías es muy limitada para las personas.
No obstante, en el transcurso del tiempo se ha venido extendiendo el acceso a Internet en casi todas las regiones del mundo, de modo que es relativamente sencillo encontrar por lo menos 2 computadoras conectadas en regiones remotas.
Desde una perspectiva cultural del conocimiento,
Internet ha sido una ventaja y una responsabilidad. Para la gente que está
interesada en otras culturas, la red de redes proporciona una cantidad
significativa de información y de una interactividad que sería inasequible de
otra manera.
Internet entró como una herramienta de globalización,
poniendo fin al aislamiento de culturas. Debido a su rápida masificación e
incorporación en la vida del ser humano, el espacio virtual es actualizado
constantemente de información, fidedigna o irrelevante.
Sin embargo, cabe resaltar que existe también una
brecha digital, es decir, la distancia en el acceso, uso y apropiación de las
tecnologías tanto a nivel geográfico, a nivel socioeconómico (entre quintiles
de ingreso) y también en las dimensiones de género, en articulación con otras
desigualdades culturales. Cabe destacar que la brecha digital está en relación
con la calidad de la infraestructura tecnológica, los dispositivos y
conexiones, pero sobre todo, con el capital cultural para transformar la información circulante en
conocimiento relevante.
América
Latina se ha convertido en una de las regiones más proactivas del mundo en
relación con la inclusión de tecnología en sus sistemas educativos. Estas
políticas públicas apuntan a mejorar la inclusión social, la democratización
del conocimiento y la reducción de la brecha digital.
De
entre los derechos más relevantes susceptibles de ser potenciados o afectados
por las comunicaciones digitales puede destacarse el de la integridad síquica;
el respeto y protección a la vida privada y a la honra de la persona; la
libertad de conciencia y manifestación de sus creencias; el derecho a la
educación; la libertad de enseñanza; la libertad de emitir opinión y la de
informar, sin censura previa, en cualquier forma y por cualquier medio, sin
perjuicio de responder de los delitos y abusos que se cometan en el ejercicio
de estas libertades, en conformidad a la ley; el derecho a presentar peticiones
a la autoridad; el derecho de asociación; el derecho a desarrollar cualquier
actividad económica; la libertad de adquirir bienes, y la libertad de crear y
difundir las artes.
Son
de especial relevancia el derecho a la libertad de expresión y la libertad de
crear y difundir las artes, ya que estos pueden ejercerse a través de diversos
medios, como sucede al publicar blogs de opinión, compartir creaciones
musicales o creaciones artísticas plásticas o digitales, compartir fotografías,
escribir poemas o cuentos y muchos otras expresiones, todas ellas factibles en
el ciberespacio. Tal es la importancia que ha adquirido el ejercicio de
derechos fundamentales en el entorno digital, que la Relatoría Especial para la
Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha
publicado recientemente un informe en que reconoce, expresamente y en la misma
dirección en que lo ha hecho Naciones Unidas, que el artículo 13 de la
Convención Americana, que garantiza el derecho de toda persona a la libertad de
expresión, “se aplica plenamente a las comunicaciones, ideas e informaciones
que se difunden y acceden a través de Internet” (Botero, 2013).
Junto
con ello, ha destacado la importancia que revisten ciertos principios
orientadores de la libertad de expresión en la red, a fin de que sean
salvaguardados adecuadamente, tanto por los gobiernos, como por los órganos
legislativos y administrativos, los tribunales y la sociedad civil, atendido lo
crucial que resulta ser la tecnología “para el desarrollo político, económico,
social y cultural, así como un factor esencial para la reducción de la pobreza,
la creación de empleo, la protección ambiental y para la prevención y
mitigación de catástrofes naturales” (Botero, 2013). Entre ellos, encontramos
el acceso, el pluralismo, la no discriminación y la privacidad.
La defensa de los derechos fundamentales ejercidos en
el ámbito del ciberespacio es una tarea que también debe pasar por una
educación de los usuarios de este medio sobre cómo ejercer sus derechos –tanto
a nivel nacional como internacional-, los límites que estos tienen, y la
importancia e impacto que revisten.
Es hora de que el derecho evolucione y que se prevea la posibilidad real de que en poco tiempo los problemas relacionados con derechos fundamentales e Internet sean un tema recurrente en los tribunales –nacionales e internacionales- frente a lo cual hay que tener una preparación real, tanto de la legislación como de los operadores jurídicos, a fin de poder asegurar un mayor acceso a la justicia cuando los derechos son ejercidos en un entorno digital.
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